NEGACION DEL HOLOCAUSTO...PALESTINO

Con todo el respeto que merecen todas las personas, por ser seres humanos fundamentalmente, creo que quienes insisten en acusarnos de “anti-judíos”, no entienden o no quieren comprender, las dimensiones del genocidio que se comete en este momento en contra de un pueblo, que si bien es cierto se defiende de las atrocidades del enemigo monstruoso, canalla implacable, representa actualmente el contrincante débil. Y cuando hablo de debilidad, no me refiero a lo físico, mucho menos a lo moral, me refiero a la debilidad que significa no contar con un ejército inmensamente equipado, con armas de destrucción masiva incluso, de las que buscaron y no encontraron en Irak.

Quienes hoy sólo centran su preocupación en la existencia de una supuesta campaña o un sentimiento "anti-judío" no han comprendido la necesidad de asumir actitudes menos egoístas; de abrir sus ojos a lo que sí ha sido desde hace años una campaña difamatoria "anti-árabe".

Terroristas, asesinos, violentos, ignorantes, mal-olientes, malos, muy malos. Así han llamado a los árabes, a quienes se nos conoce por las acciones buenas o malas, pero no se nos conoce por nuestros nombres, porque somos seres anónimos; sólo una masa de hombres y mujeres envueltos en largos y sucios trapos, barbudos los unos; fecundas las otras. Porque el plan ha sido desconocer lo que éste pueblo aportó a la humanidad y lo que sigue ofreciendo.

En Palestina, a pesar de los constantes ataques del ejército israelí funcionan 22 universidades financiadas por los árabes. Y ciertamente es el pueblo más politizado del mundo, obligado por las circunstancias llamadas “sionismo”.

El Líbano, la pequeña suiza del Medio Oriente, era admirado hasta hace pocas semanas, no solo por sus maravillas naturales (su monte y su cedro han sido codiciados desde siempre), por su riqueza arquitectónica, sino también por la belleza y la grandeza de su historia. Baalbek y Tiro, son ciudades milenarias; testimonios arquitectónicos de una de las civilizaciones de mayores aportes a la humanidad. Ambas fueron cruelmente bombardeadas con el fin de asesinar la memoria de un pueblo que se resiste a perder su identidad.

Podría sólo citar unas pocas, de las grandes riquezas que la civilización árabe legó al mundo; muchas destruidas, robadas, aniquiladas, incineradas por quienes sí son una vergüenza para la especie humana. Por quienes no aman la belleza histórica, pues su pasado ha sido de sangre y muerte; de invasiones y ocupaciones.

Los árabes legaron el Código Hammurabi; la inmensidad de la poesía en Las Mil y Una Noches; la armonía geométrica en los tratados matemáticos de Omar Khayyam; la riqueza espiritual del Corán, pero lo más hermoso que han dejado por heredad, es su amor por la vida; por la tierra, por la familia. El respeto a las costumbres y creencias del otro. Los árabes tuvieron presencia durante casi ocho siglos en España y no se plantearon reestructurar Europa como lo pretenden el imperio norteamericano y su brazo armando Israel con el llamado “Plan para el Nuevo Medio Oriente”.
Quienes hoy señalan la supuesta campaña “anti-judía”, deberían olerse, tocarse y verse detenidamente al espejo. Porque el silencio, la omisión, la indiferencia frente a este genocidio cometido durante 58 años, para no contar más atrás, los hace cómplices. Tienen las manos manchadas por la sangre de los mártires de Sabra y Shatila; tienen olor a la pólvora lanzada en contra de los inocentes arrancados de la tierra en Qaná y tienen dibujado en el rostro la cara del ángel de la muerte que ronda también nuestras sufridas tierras de América Latina.

¿Quién es el verdugo?
No combatimos a los judíos, combatimos a los sionistas. Combatimos a los judíos sionistas, por sionistas no por judíos. Y como dice mi maestro Raimundo Kabchi, “cuando los judíos todos sean sionistas los combatiremos a todos pero por sionistas, jamás por judíos”.

Combatimos la muerte porque creemos en la vida. Aceptamos la muerte, sin resignación, porque sabemos del precio que estamos pagando para contar más adelante con una tierra soberana. Porque creemos en la autodeterminación, luchamos en contra de nuestros verdugos.


Y, ¿por qué ellos nos asesinan?
Por árabes, por tener los ojos negros, la mirada profunda, la piel morena, la sangre caliente, por musulmanes y por negarnos a ser un pueblo extinto.

Ellos, los sionistas, los racistas, son y han sido siempre anti-semitas, anti-árabes, anti-musulmanes, anti-judíos, anti-vida.

El sionismo no es judaísmo. Es una manipulación por parte de los sionistas igualar a la religión judía esta corriente política que se impuso en los últimos cincuenta años en el pueblo judío.

El sionismo hasta finales de la Segunda Guerra Mundial fue una corriente minoritaria que comenzó su desarrollo bajo el imperio zarista en Rusia. Derivado de la crisis política y del capitalismo de la época se conformó un movimiento antisemita moderno que no se limitaba a perjuicios solamente, sino que tenía su sustento en una política de estado, para detener y desvirtuar la ola de protestas revolucionarias que se desarrollaban en Rusia, muchas de las cuales fueron protagonizadas por los judíos de Europa Oriental que vivían en la llamada “zona-gheto”.

En la historia que nos contaron a través de la llamada “industria cultural” o la meca del cine norteamericano, se nos ocultó que los revolucionarios encabezaron las luchas en contra del antisemitismo en Rusia. Estas luchas se vincularon directamente con la lucha por derrocar el zarismo.

Los trabajadores judíos se organizaron junto con los de otras religiones y nacionalidades en movimientos de carácter socialista. Se organizaron para defenderse de la opresión zarista; promulgaron el socialismo y lucharon en contra del anti-semitismo. Este movimiento fue enfrentado por una corriente contraria, el sionismo, que propugnaba como única salida para los judíos la emigración para recuperar y fundar una nación propia en Palestina, de donde habían salido hacía siglos.

La corriente sionista apoyada por diplomáticos, políticos y por sectores de la burguesía de Europa Occidental, recibió importantes financiamientos. Sus líderes pactaron con las potencias imperialistas: Turquía, Inglaterra y la Rusia burocrática y stalinista denunciada por León Troski.

La expansión y el poder del sionismo

El sionismo logró influir de tal manera en la ONU que ésta incipiente organización en 1947 avaló unilateralmente, por un acuerdo entre el imperialismo norteamericano y Rusia, la partición de Palestina en dos estados, uno israelí y otro árabe-palestino, para al año siguiente ser creado el Estado de Israel.

El sionismo ha sido consecuente en su apoyo a los regímenes y dictaduras contrarrevolucionarias. América Latina ha sido testigo y víctima directa del sionismo.

No sólo Washington ha sido responsable de la muerte de millares de personas en Chile, Guatemala, El Salvador, Haití y el resto de países del continente.

Un ejemplo de la intervención directa de Israel en el hemisferio es el suministro de armas a la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua; la venta de armas para los escuadrones de la muerte de El Salvador y Guatemala. La dictadura de Augusto Pinochet también fue armada sistemáticamente por los sionistas.

Pero los más golpeados por la guerra de exterminio encabezada por Estados Unidos e Israel han sido los pueblos árabes. En 1982, el sionismo, corriente que sustenta las políticas de Israel, ocasionó incalculables sufrimientos a la población civil del Líbano, convirtiendo en ruinas aldeas, ciudades. Incendiando millares de hogares y provocando la muerte de millares de personas. Una guerra de exterminio en la que fueron utilizadas armas prohibidas como el fósforo.

Hoy día hacen lo mismo. Se vengan por la victoria democrática que obtuvo Hamas en Palestina. Una victoria que habla de paz. Las encuestas del Centro Carter revelaron que el 80 por ciento de los electores en Palestina, cansado del fracaso en las negociaciones, quería la paz y por ello votó por Hamas.

Pero a cambio, el estado de Israel asesina a inocentes y pretende “ponerlos a dieta” como han afirmado sus gobernantes.

Pero el estado guerrerista y colonizador de Israel y su aliado en la carrera armamentista, Estados Unidos, son estados forajidos, a quienes tendrían que juzgar por delitos de lesa humanidad. El primero por todas las muertes y violaciones a los derechos humanos de los árabes y el segundo por las atrocidades cometidas desde 1945 en Japón hasta Irak, para no transcribir la larga lista de invasiones, ocupaciones y crímenes cometidos.

¿Qué buscan?
La situación en el Medio Oriente es una guerra del imperialismo estadounidense librada desde Israel que funciona como su base militar en esa región.
Pretenden el dominio geopolítico para apropiarse de los recursos energéticos. Por ello los ataques en contra de Siria e Irán. Este último país firmante del tratado de no proliferación nuclear desarrolla la energía nuclear para usos pacíficos, pero se ve amenazado por el imperio que no está dispuesto a permitir que ninguna nación tenga acceso al conocimiento más allá de lo que el sistema que ha impuesto permita. Ni siquiera para el beneficio de los seres humanos.
Además, Irán es uno de los principales países productores de petróleo y hoy la guerra es por el oro negro, porque mañana las guerras serán por el agua.

Pese a este panorama, la realidad del mundo ha cambiado y sigue transformándose. Hoy los sionistas, escudados bajo el disfraz de judíos, se ven en el banquillo de los acusados. Después de ser las víctimas honorarias del mundo contemporáneo, son los victimarios.

Ahora han perdido la batalla mediática, pero podría sumárseles otras derrotas. Sin embargo, insisten desvergonzadamente en su apoyo “irrestricto al Estado y al Gobierno de Israel en las acciones emprendidas para defender su soberanía y proteger las vidas de sus ciudadanos”.

De qué soberanía hablan, quienes han irrespetado todos los acuerdos y resoluciones internacionales; quienes violan constantemente la soberanía de los pueblos, quienes asesinan a niños y niñas sin piedad.

Elías Farache, presidente de la Federación Sionista de Venezuela afirma que sí algo tienen los sionistas son escrúpulos.
Y nos preguntamos, son dichos escrúpulos los mismos que demostraron el pasado 13 de agosto al lanzar una lluvia de misiles (20 en dos minutos) en contra de los barrios del sur del Líbano, causando la muerte de al menos 42 personas, derribando edificios enteros, bajo cuyos escombros quedaron enterrados los sueños y la esperanza de gente inocente. Pareciera que celebraron con este feroz ataque un mes del inicio de los crímenes en contra de la población civil libanesa. Pareciera que se burlan de toda la comunidad internacional que esperaba hicieran caso al acuerdo del cese al fuego. Probablemente quieren gastar todos los proyectiles que tienen en existencia, antes que cumplan la fecha de vencimiento, por escrupulosos precisamente que son.

No bombardearon el día sábado, “el sabat”, el día sagrado. No sabemos si en definitiva lo hicieron por acatar la resolución de la ONU o si lo hicieron simplemente por razones religiosas, al fin y al cabo, como dice Farache, “los sionistas también tienen conciencia”.


En cambio se atreven a cuestionar la solidaridad del pueblo venezolano, la del Presidente Hugo Chávez y la de las instituciones que de manera digna, valiente y consecuente con los principios de la República han condenado las acciones criminales en contra de la población palestina y libanesa. A ambos pueblos les toca seguir luchando, Palestina por el derecho a vivir en paz y Líbano por su autodeterminación, tendrá nuevamente que surgir de las cenizas como el ave fénix.

La República Bolivariana de Venezuela en su Constitución garantiza los derechos de las minorías y exclama su carácter de patria libre y soberana, multiétnica y pluricultural, sin discriminación ni subordinación alguna. Somos un pueblo soberano y libre, pero promovemos la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial y el imperio de la Ley para ésta y las futuras generaciones.




A la luz de la creciente discusión iniciada por políticos israelíes y sionistas entusiastas sobre la erupción de un nuevo antisemitismo quiero anunciar con máxima energía: ya no hay antisemitismo. En la devastadora realidad creada por el estado judío, el antisemitismo ha sido reemplazado por la reacción política. No sugiero que intereses judíos no estén siendo mutilados y estropeados. No digo que no estén atacando sinagogas, que tumbas judías no sean brutalmente destrozadas. Estoy diciendo que esos actos, que de ninguna manera son legítimos, deben ser vistos como reacciones políticas en lugar de constituir actos racialmente motivados o crímenes motivados por un odio "irracional". Si Israel es el estado del pueblo judío y el propio pueblo judío no se alza colectivamente contra los crímenes que se cometen en su nombre, entonces cada persona judía, todo símbolo judío u objeto judío se convierte en un interés israelí y un potencial objetivo terrorista. Es el pueblo judío el que debe tomar posición contra su estado judío y disociarse de su fanático movimiento nacional.

Si, por ejemplo, nos despertamos mañana por la mañana para descubrir que otro así llamado "objetivo blando" estadounidense ha volado por los aires, a nadie se le ocurriría sugerir que fue un "ataque anti-estadounidense por motivos raciales". Nos inclinaríamos naturalmente a ver el incidente como un "acto de terror" contra "intereses de EE.UU." Nuestros analistas políticos probablemente nos dirían que fue una forma de represalias contra el "colonialismo, el expansionismo de EE.UU.", "el apoyo al sionismo", etc. Ya que los sionistas quieren que Israel sea visto como "una nación entre naciones" no deberíamos tratarlo como un caso único. Deberíamos tratarlos como tratamos a los estadounidenses y a los británicos que ya han comprendido que sus diversos intereses expansionistas en el mundo están severamente amenazados. Si seguimos el llamado sionista de considerar la calidad de judío como una categoría nacionalista en lugar de religiosa, deberíamos ser consecuentes y considerar todo acto contra judíos como una reacción política en lugar de ser un ataque racista irracional. En otras palabras: el éxito del sionismo barre con toda posibilidad de antisemitismo.

Esta última declaración es desconcertante porque son los sionistas los que nos dicen permanentemente que el antisemitismo aumenta. El sionismo es alimentado por el antisemitismo. Los sionistas necesitan actos antisemitas para justificar el estado de Israel como la única opción viable para la existencia judía.

Los sionistas han comprendido de largo que son los actos antisemitas los que impulsan a los judíos a apoyar un estado judío. Por ello, para promover los intereses sionistas, Israel debe generar un importante sentimiento anti-judío. La crueldad contra los civiles palestinos es un medio favorito de Israel para lograr este objetivo. Por ello confrontamos una especie de círculo vicioso: los israelíes cometen atrocidades contra los palestinos; algunos sentimientos contra los israelíes maduran como esporádicos ataques verbales y violentos contra personas judías e intereses judíos. Los judíos en todo el mundo se sienten con razón amenazados e inclinados a apoyar Israel; algunos de esos judíos emigran a Israel; más tierra palestina es confiscada; la indignación anti- judía aumenta en todo el mundo. Es aparentemente el perpetuum mobile sionista. Por desgracia, es tremendamente efectivo. Ha funcionado desde los primeros días del sionismo. Los dirigentes sionistas en Alemania se apresuraron a saludar a Hitler y al régimen nazi. (El Dr. Joachim Prinz [Alemania, 1933] es sólo un ejemplo). Algunas veces el propio Mossad ha iniciado ataques contra judíos para "impulsarlos en la dirección correcta" (por ejemplo, los ataques contra sinagogas en Irak en los años 50).

En su perpetuación del sentimiento anti-judío, el sionismo tiene dos objetivos principales. El primero es simplemente convencer a los judíos de que Israel es su opción más segura. El segundo es más interesante: destruir toda posibilidad de crítica contra Israel. Los lobbies sionistas presentan todo punto de vista crítico a Israel como una forma de antisemitismo. Los sionistas están ahora bien preparados para tocar la cuerda de la culpa de los no-judíos. El método es muy efectivo porque la mayoría de los occidentales no comprenden el malicioso engaño contenido en la identidad sionista. El sionismo se basa en una concepción muy específica de la identidad judía como una síntesis de conciencia racial, conciencia religiosa y conciencia nacionalista.

Mientras es más que legítimo criticar el fundamentalismo racista y el fanatismo nacionalista, los sionistas presentan todo ataque contra su empresa como un ataque contra la religión judía o la libertad de culto, o incluso el derecho de los judíos a existir.

Consideremos algunos típicos argumentos sionistas:



a. El síndrome de los "Protocolos de Sión": los sionistas se quejan de que se sigue asociando a los judíos con una conspiración para gobernar el mundo a través de lobbies políticos, los medios y el dinero.


¿Es realmente tan vacía de significado esa acusación? La siguiente lista es presentada orgullosamente en varios sitios judíos estadounidenses en la red.

Judíos en la administración Bush


Ari Fleischer
Secretario de Prensa de la Casa Blanca

Josh Bolten
Jefe Adjunto de Personal

Ken Melman
Director Político de la Casa Blanca

David Frum
Escritor de discursos

Brad Blakeman
Director de Programas de la Casa Blanca

Dov Zakheim
Secretario Adjunto de Defensa (Controller)

Paul Wolfowitz
Secretario Adjunto de Defensa

I. Lewis Libby
Jefe de Personal del Vicepresidente

Adam Goldman
Relación de la Casa Blanca con la comunidad judía

Chris Gersten
Principal Ayudante del Secretario Adjunto, Administración para Niños y familias en HHS

Elliott Abrams
Director de la Oficina del Consejo Nacional de Seguridad por Democracia, Derechos Humanos y Operaciones Internacionales.

Mark D. Weinberg
Secretario Adjunto de Vivienda y Desarrollo Urbano para Asuntos Públicos

Douglas Feith
Secretario Adjunto de Defensa para Política

Michael Chertoff
Jefe de la división criminal del Departamento de Justicia

Daniel Kurtzer
Embajador en Israel

Cliff Sobel
Embajador en los Países Bajos

Stuart Bernstein
Embajador en Dinamarca

Nancy Brinker
Embajadora en Hungría

Frank Lavin
Embajador en Singapur

Ron Weiser
Embajador en Eslovaquia

Mel Sembler
Embajador en Italia

Martin Silverstein
Embajador en Uruguay

Jay Lefkowitz
Asistente adjunto del Presidente y Director del Consejo de Política Interior


Permítanme que les asegure que en la administración Clinton la situación fue aún peor. Incluso aunque los judíos sólo constituyen un 2,9 por ciento de la población del país, un sorprendente 56 por ciento de los nombrados por Clinton fueron judíos. ¿ Coincidencia? No lo creo.

Tenemos que preguntar qué motiva a los judíos estadounidense a lograr semejante poder político. ¿Es una auténtica preocupación por los intereses de EE.UU.? Pronto, como consecuencia del creciente número de bajas estadounidenses en Irak, el pueblo de EE.UU. comenzará a preguntarse precisamente lo mismo.

Como EE.UU. goza actualmente del estatus de la única superpotencia del mundo y ya que todos los judíos anteriormente mencionados se declaran como devotos sionistas debemos comenzar a tomar muy en serio la acusación de que los judíos están tratando de controlar el mundo. No cabe duda de que los sionistas, los judíos más radicales, racistas y nacionalistas, ya han logrado convertir a EE.UU. en una fuerza de misión israelí. La súper potencia número uno del mundo actúa para apoyar la riqueza y la seguridad del estado judío. La actitud unilateral pro-sionista en el conflicto israelí- palestino, el veto estadounidense contra toda resolución contraria a Israel, la guerra contra Irak y ahora las intenciones militantes contra Siria, todo prueba más allá de toda duda que EE.UU. está sirviendo los intereses sionistas. Los judíos estadounidenses provocan que todo debate sobre si los "Protocolos de los Sabios Ancianos de Sión" son un documento auténtico o una falsificación sea irrelevante. Hacen todo lo que pueden por controlar el mundo, por delegación. Hasta ahora les está resultando bien, por lo menos para ellos. Pronto se establecerá indudablemente si los estadounidenses aprecian el deterioro de la situación de su Estado.


b. Los sionistas argumentan ocasionalmente que si el nacionalismo judío es malo, también lo es toda otra forma de nacionalismo.


Yo diría, sin embargo, que el nacionalismo no tiene nada de malo. Ser nacionalista - como ser religioso o gustar de la música punk - es asunto de querer pertenecer. Pero el nacionalismo judío es inaceptable porque se basa en fundamentos racistas y en fanatismo religioso. El sionismo, que originalmente se presentó como un movimiento laico, desarrolló verdaderas ambiciones en relación con la tierra de Canaán. Esas aspiraciones se basaban en la promesa bíblica. En realidad, los sionistas se apresuran a transformar las Santas Escrituras en un documento legal. Esto constituye una deformación radical del más sagrado texto espiritual judío, pero no terminaron ahí.

Aunque ser judío trata de 'raza' (se es judío sólo si la madre es judía), los sionistas creen que toda Palestina pertenece sólo al pueblo judío. Si articulamos esta idea en términos sionistas, deberíamos decir más bien que toda Palestina pertenece a la raza judía. Este tipo de idea debería recordarnos la filosofía expansionista nazi, pero hay que recordar que el sionismo es anterior a la ideología nazi. Es la ideología judía la que introdujo la idea del "espacio vital" y la expulsión de los indígenas años antes del nacimiento de Hitler. Presumiblemente, si se considera que el nazismo es una forma inaceptable de nacionalismo, el sionismo debería ser tratado de la misma manera.

Pero los sionistas no renuncian. Con pretensiones de autoridad moral afirman que los judíos tienen derecho a la autodeterminación. Argumentarán que los judíos, igual que cualquier otra nación, tienen derecho a la tierra. Es irrelevante, sin embargo, si éste es o no el caso. Incluso si estamos de acuerdo conque los judíos tienen derecho a tener un hogar nacional, la existencia de un hogar nacional no puede realizarse a costa de los palestinos o de ningún otro pueblo.

Tendemos a asociar el nacionalismo con una referencia geográfica. El pueblo francés, por ejemplo, es el que vive en Francia, o son francesas las personas que nacieron allí. Similarmente, los estadounidenses son los que viven en EE.UU. o nacieron allí. Cuando se trata del nacionalismo judío no existe una exigencia de lazos geográficos sino más bien una noción especial de aspiración geográfica.. Todo judío de Brooklyn (Nueva York) o Golders Green (Londres, Inglaterra) tiene derecho a la ciudadanía israelí a costa del pueblo palestino. Esta forma de nacionalismo es única y es una forma de colonialismo racista, expansionista. Se comprende mejor el nacionalismo judío como movimiento imperial internacional, que se especializa en la colonización de Palestina.

Hay que subrayar que el nacionalismo palestino es muy diferente del de su rival judío. Es multicultural y se basa en una sociedad multi-étnica. El nacionalismo palestino tiene una base geográfica. Confiere la identidad palestina a los que viven en Palestina. Entre el pueblo palestino se encontrará a palestinos judíos, a muchos palestinos cristianos diferentes, muchos grupos musulmanes distintos. (Al discutir la identidad palestina no niego la posibilidad de choques étnicos entre los diferentes grupos.)

El nacionalismo palestino produce la forma ideal de una sociedad árabe multi-étnica democrática. No puede sorprender que el tirano estadounidense esté ansioso de destruirlo.


c. Molesta a los sionistas que se reciclen algunos "antiguos eslóganes e imágenes antisemitas". Especialmente les disgusta cuando se les acusa por la muerte de Jesús. (Me refiero en este caso a la reacción de las organizaciones judías de EE.UU. a "La Pasión" de Mel Gibson.) Mucha gente en todo el mundo consideró el sitio israelí de la Iglesia de la Natividad en Belén como un intento de "volver" a matar a Jesús.


Sugeriría que tal vez deberíamos enfrentarlo de una vez por todas: los judíos fueron responsables por la muerte de Jesús quien, a propósito, era palestino judío. Pero habría que formular dos preguntas.

1. ¿Cómo es posible que gente que vive en nuestros días se sienta responsable o perseguida por un crimen cometido por sus lejanísimos antepasados hace casi 2.000 años? Supongo que esos judíos que se encolerizan cuando se les acusa de matar a Jesús son los que se identifican con los asesinos de Jesús. Los que cometerían ese acto asesino viven en la actualidad. Esos judíos se llaman sionistas y ya avanzan hacia el sexto decenio de crímenes inhumanos contra el pueblo palestino y el mundo árabe. El sionismo, para los que no lo saben, es una repetición del período más tenebroso de la era bíblica judía. No es tan sorprendente, por lo tanto, que los sionistas hayan seleccionado los capítulos más suicidas de la historia judía (tales como Masada y Bar Cochva) y los hayan convertido en los pilares de su cultura renacida. Por otro lado, debemos elogiar a los sionistas por su consecuencia. Los sionistas afirman que toda Palestina les pertenece porque sus antepasados judíos vivieron allí hace 2.000 años.

Los judíos que tratan de vivir actualmente sobre tierras palestinas confiscadas, se consideran como los mismos judíos que vivieron en Palestina hace dos milenios. Este hecho debe explicar el por qué los sionistas se hayan sentido tan ofendidos cuando se les ha acusado por las acciones de Judas. Les ofende porque son todos Judas. Quisiera recordar al lector que los Judas de hoy en día están armados con cientos de armas nucleares sin haber firmado ningún tratado de control internacional.

2. ¿Por qué sucede que los judíos, que exigen repetidamente que el mundo cristiano debería pedir perdón por su participación en previas persecuciones, nunca hayan pensado que ya es hora de que pidan perdón por matar a Jesús? Yo no les pediría a los italianos que pidan perdón por cuenta de los romanos por su parte en el asesinato de Cristo simplementemente porque los italianos no se sienten ni remotamente ofendidos cuando se culpa a los romanos por ese acto. Sólo sugeriría que si un judío se siente ofendido cuando se le acusa, revela su apego a los perpetradores. Podría ser el momento adecuado para que el estado judío pida perdón en nombre del pueblo judío por su conducta inmoral.

Supongo que el siguiente hecho lingüístico no es conocido por la mayoría de los no- judíos. Los judíos no utilizan el nombre "Jesús" cuando se refieren a Cristo. En su lugar usan la palabra hebrea "Yeshu" que significa "que su nombre y su memoria sean borrados para siempre" ( yeshu - Yimach Shemo Vzichro). Quiero creer que la mayoría de los judíos ordinarios no están familiarizados con la etimología del nombre Yeshu. En la jerarquía de insultos judíos este es el más grave e irrespetuoso. Parecería que Jesús es considerado por los dirigentes espirituales judíos como la encarnación de todo mail. Me pregunto: si Jesús fue tan malo como Hitler (desde el punto de vista de los rabinos), ¿por qué se ofenden tanto los judíos cuando se les acusa de matarlo? ¿ Por qué no consideran su asesinato como el capítulo más glamoroso de su historia?


d. Los sionistas siempre se indignan cuando son comparados con los nazis. Dirán que pretender que 'las víctimas de ayer son los perpetradores de hoy' es una forma de 'negación del Holocausto' y argumentarán que describir a Israel como la raíz de todo mal justifica el Holocausto. Sintiendo mucha vergüenza tengo que estar de acuerdo conque la conducta de Israel lanza una cierta luz sobre la persecución de los judíos a través de la historia. Tal vez sea tiempo de dejar de lado la noción de "negación del Holocausto'.


Los occidentales están muy preocupados de que se les pueda asociar con alguna forma de negación del Holocausto. En algunos países la negación del Holocausto es una ofensa criminal. Durante años he argumentado que la negación del Holocausto no es un tema particularmente interesante porque como noción es demasiado amplia. En la práctica, cualquiera que trate de oponerse a la interpretación oficial sionista de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial se convierte instantáneamente en un 'negador del Holocausto'. Algunos sionistas llegaron hasta a acusar a Roberto Benigni de negación del Holocausto cuando hizo su obra maestra: "La vida es bella".

Es verdad que durante bastante tiempo los sionistas tuvieron bastante éxito. Lograron impedir que el mundo estudiara su historia. Pocos en Alemania, en Israel o en cualquier otro sitio, saben de la extensa colaboración entre sionistas y nazis antes y durante la Segunda Guerra Mundial. No soy historiador, y el tema de si 6 millones o más bien 5.500.000 judíos murieron en el Holocausto no constituye realmente mi principal preocupación. Para mí, el acto de matar es una catástrofe y "los asesinatos en masa organizados por el estado" son una catástrofe inaguantable y colosal. Por ello, la forma de negación del Holocausto que realmente me preocupa es la negación del actual Holocausto palestino. Este Holocausto es documentado y cubierto a diario por los medios occidentales. La conversión de ciudades residenciales palestinas en campos de concentración; la deliberada privación de alimentos de la población palestina; la obstaculización de la ayuda médica para los civiles palestinos; el muro que desgarra la Tierra Santa en cantones y bantustanes aislados; el continuo bombardeo de civiles por la Fuerza Aérea de Israel - todos lo sabemos. Este Holocausto es cometido por el Estado judío con el apoyo de los judíos del mundo. Este Holocausto, a pesar de estar bien documentado, es ampliamente ignorado. Es la forma más seria de negación del Holocausto. Más aún, sugeriría que los sionistas promueven el tema de la negación del Holocausto para causar una densa cortina de humo sobre su intento de ocultar sus propias atrocidades. Los sionistas son los que deben ser acusados por cometer un holocausto y por ser los primeros en negarlo. Israel y la empresa sionista son los principales responsables por toda atrocidad anti-judía. Es hora de que los judíos se alcen contra su movimiento nacionalista. Es hora de que el mundo se alce contra el crimen sionista. Como nos ha mostrado un reciente sondeo de la UE, un 58 por ciento de los europeos consideran a Israel como la mayor amenaza para la paz mundial. Tienen razón. El estado judío debe ser detenido y mientras antes mejor.

Al llegar a este punto algunos sionistas tratarán de revisar su argumento y pretender que el verdadero antisemitismo es en realidad una forma de odio ciego contra los judíos, no importa cuál sea su actitud política y sus faltas. Dirán que un judío es odiado sólo por ser judío. Mi respuesta sería que aunque pueda existir semejante odio, no precisa ser etiquetado como "antisemitismo". Es xenofobia, definida por el Diccionario Oxford como 'un intenso desagrado o temor ante extranjeros o desconocidos'.

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